
Los astrónomos le han seguido la pista a este misterioso objeto desde 1997, cuando descubrieron que algo emitía rayos X cerca de la brillante estrella 49798. Ahora, gracias a la gran sensibilidad del XMM-Newton, se ha podido seguir el rastro de este objeto misterioso a lo largo de toda su órbita. La observación ha revelado que se trata de una enana blanca, el corazón muerto de una estrella, que emite rayos X al espacio.
Sandro Mereghetti, del INAF-IASF de Milán, Italia, y sus colaboradores, han descubierto además que no se trata de una enana blanca normal y corriente. Han medido su masa y se han encontrado con que era el doble de la esperada. La mayoría de las enanas blancas contiene 0,6 masas solares en un cuerpo del tamaño de la Tierra. Pero esta enana blanca en particular contiene al menos el doble de esa masa teniendo un diámetro que es la mitad del de la Tierra. También completa una rotación una vez cada 13 segundos, la más rápida de las enanas blancas conocidas.
La determinación de la masa es fiable, porque los datos del seguimiento del XMM-Newton permitieron a los astrónomos usar el método más sólido para “pesar” una estrella, el método que usa la física gravitacional desarrollado por Isaac Newton en el siglo XVII.
Probablemente la enana blanca haya crecido hasta adquirir su inusual masa robando gas de su compañera, un proceso que se conoce como acreción. Con 1,3 masas solares, la enana blanca se encuentra cerca de un límite peligroso. Cuando una enana blanca adquiere más de 1,4 masas solares, bien explota, bien colapsa para formar un cuerpo todavía más compacto llamado estrella de neutrones. La explosión de una enana blanca es la explicación principal para la formación de las supernovas tipo Ia, suceso que provoca un gran destello y que es utilizado por los astrónomos como un patrón de medición de la expansión del universo.
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