
Según algunas fuentes el artefacto de unos 9 000 kg. de peso y con un tamaño similar al de un microbús, era posiblemente un satélite dotado con instrumental fotográfico.
El domingo 27 de enero, el gobierno norteamericano confirmó la información, anunciada por la agencia France Presse, pero sin entrar en detalles sobre el satélite ni sobre la trayectoria que describirá. Karenn Finn, portavoz del Departamento de Defensa , declaró sencillamente “que el Departamento está siguiendo los acontecimientos”.
Los temores conciernen particularmente a la hidrazina, un carburante utilizado normalmente para las modificaciones de órbita, una maniobra corriente para un satélite espía. Este producto es extremadamente nocivo pero es destruido por el calor. La esperanza estriba en que el depósito no sobreviva a la reentrada atmosférica. La fecha exacta de la caída final no es conocida, pero debería ocurrir dentro de varias semanas, lo que apunta a finales de febrero o a principios de marzo.
Las posibilidades de que impacte sobre tierra firme son remotas, ya que el 75 % de la superficie de nuestro planeta está ocupada por los mares y océanos
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